Un Nuevo Despertar

Y despertó el Señor el espíritu de Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu del sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, y el espíritu de todo el remanente del pueblo. Y vinieron y comenzaron la obra en la casa del Señor de los ejércitos, su Dios, Hageo 1:4 (LBLA)

¿Cómo describir el nacimiento de algo que viene del mismo trono de Dios? No hay palabras, no hay quien pueda explicar las conexiones, la eternidad convergiendo con el espacio y el tiempo, el poderoso movimiento de los recursos celestiales y naturales, y el alto precio pagado por muchos a lo largo de los años para que el Sol de Justicia asome sobre la nación diciendo “mis reyes y sacerdotes están despertando, están expresando mi justicia y gobierno sobre la tierra…”.

Perfectas semillas del cielo, buena tierra de hijos de Dios decididos a ya no ver pasar la historia delante de si, a no dejar pasar su generación sin traer la voluntad del Padre a la tierra, desesperados por ver al Espiritu Santo guiando el curso de la nación, entendidos que para que el mundo cambie la iglesia debe volver a la genética con la que Jesús la engendró. La nación tiene una única esperanza y se llama “la manifestación de los hijos de Dios”.

Varones y mujeres piadosos de las provincias argentinas, de paises hermanos, con la abnegación del Cristo crucificado, con la autoridad del Cristo Resucitado. Unidos con el propósito de solo, satisfacer los deseos del Padre. Profetas, apostoles, evangelistas, pastores y maestros, muchos anónimos en la tierra, pero conocidos y respetados por el cielo, unidos por el Espíritu Santo para responder sin excusas al llamado del Señor, avanzando sin temor en la implantación de la cultura del Reino de Dios y su justicia sobre Argentina.

Así fue como todo comenzó…

“Grandes y maravillosas son tus obras, oh Señor Dios, Todopoderoso! ¡Justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de las Naciones!”Apocalipsis 15:3 (LBLA)

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