El nacimiento del sistema de esclavitud humana, se remonta a cuando nuestros padres primitivos Adán y Eva, se esclavizaron, perdiendo la libertad del Padre, para someterse a la serpiente antigua.
La esclavitud se remonta a tiempos muy antiguos, Israel mismo tras la muerte de José, terminó convirtiéndose en un pueblo esclavizado por los egipcios. Forma parte de un sistema espiritual tan antiguo como el babilónico.
La esclavización de africanos fue una acción que llevo a una escala mundial este mal y que aún hoy esclaviza a las naciones bajo el juicio de Dios.
Antes del siglo XV el tráfico de esclavos africanos era una actividad desarrollada por los árabes. A partir de los siglos XV hasta el XVII los portugueses se convirtieron en los principales comerciantes de esclavos traidos de la zona del congo. El comercio de esclavos, llevo las divisiones tribales que África experimentaba, a un movimiento donde africanos se internaban dentro del territorio a capturar esclavos para entregar a los europeos y estos se encargaban de comercializarlos en el pujante mercado de las Americas. A partir del siglo XVII holandeses, franceses e ingleses tomaron el protagonismo, si bien España no desarrolló mucho esta rama comercial, avalaba el comercio de esclavos y se valía de los mismos. A partir del año 1713 los ingleses, a través de la British South Sea Company monopolizaron el comercio de esclavos, que se abrió a todas las naciones en 1789. El número de esclavos que llegaron a América se estima en 14.000.000, y se calcula que por cada persona que llegaba, uno más moría en los barcos y otro más en el proceso de captura. Así que hablamos de unos 42 millones de africanos afectados por este flagelo aberrante.
Dios dio al hombre autoridad para sojuzgar la creación, excepto sobre el hombre mismo. Es un principio básico de reino, que cuando Dios asigna autoridad a hombres sobre los hombres, lo hace para que el que tiene autoridad sirva a los demás, no que se enseñoreen de los mismos.
Apocalipsis 18:11-13 (LBLA)11 Y los mercaderes de la tierra lloran y se lamentan por ella (Babilonia), porque ya nadie compra sus mercaderías: 12 cargamentos de oro, plata, piedras preciosas, perlas, lino fino, púrpura, seda y escarlata; toda El sistema comercial babilónico, no tiene reparos en comerciar esclavos y vidas humanas. Dios ha puesto bajo juicio dicho sistema. La economía de las naciones está manchada por este capítulo tan tenebroso de la historia. Dentro de los capitales de las familias del siglo XXI difícilmente no haya habido en el pasado transacciones, producciones que no hayan estado marcadas por la explotación y el comercio de esclavos. Todo nivel de injusticia pasado o presente que no se resuelva, maldecirá la tierra. Como iglesia estamos llamados a resolver delante del trono de Dios, como sacerdotes del Dios Altísimo (Ap 1:6) este conflicto. La pascua fue la estrategia de Dios para resolver este conflicto. Esta pascua 2014, año de generaciones es clave para liberar las generaciones de la marca de las esclavitud. La sangre del Cordero de Dios, de Jesucristo nuestro Señor es eficaz para sanar la tierra y las generaciones.